sábado, 20 de diciembre de 2008

SENSACIONES NAVIDEÑAS

Quienes mantenemos el espíritu festivo del Caribe Colombiano miramos con entrañable nostalgia alguna de nuestras fiestas más tradicionales, entre ellas las fiestas de Navidad.

Arranca nuestra navidad con la tradicional fiesta de las velitas el ocho de Diciembre y el encender las velas es un rito que maravilla a nuestros niños y despierta en todos nosotros el advenimiento de unos próximos días de alegría, de bienestar y de felicidad a compartir con nuestros semejantes; olvidándonos así de las penurias de todo un año transcurrido y preparando a su vez nuestras mentes para el giro a la alegría decembrina.

Tenia la sensación al llegar Diciembre que el tiempo se nos venía encima como una gran bola de nieve, como si hubiera una prisa por tener todo a punto para los días claves de la navidad y el año nuevo, como si flotara, como si la gente se apresurara más en esos días para hacer sus pequeñas compras de elementos necesarios para las comilonas de la época y para dar a nuestros niños los pequeños regalos traídos de espacios imaginarios para ellos pero de cruda realidad para nuestras billeteras. Era la sensación de un cambio que todos esperábamos para bien. Y, la música compañera inseparable de nuestra cultura hendía todos nuestros queridos espacios y nuestros cuerpos se apropiaban de los ritmos del caribe, sintonizando todo nuestra vitalidad en la alegría de la tradición navideña y entonces empezaban a sonar las canciones tradicionales que aun nuestros abuelos escucharon. Era la sensación de estar sintonizado con todo el universo nuestro, todos al unísono.

La sensación y el espíritu de hermandad aumentaba y todos nos saludábamos, abrazábamos y éramos abordados por amigos o vecinos para compartir una sencilla cerveza como símbolo de comunión humana. Y cuando cada vez más cerca del ultimo minuto del año, parecía que ese espíritu se acrecentaba y era necesario estar junto a nuestra familia ,junto a nuestros amigos, junto a nuestros vecinos, rapidamente, antes que las campanadas de las doce de la noche nos tomaran por asalto y para entonces si te asomabas a la calle notabas que ya estaba desierta, ni un bus, ni un taxi, ni una persona, solo el espacio abandonado por los seres humanos quienes aglutinados alrededor de la radio o la televisión esperaban que sonara la canción himno “Faltan cinco pa´las doce..” y finalizara precisamente dando la orden de aglutinarse, abrazarse, reir , llorar, compartir con todos nuestra gran tristeza por lo malo y nuestra gran esperanza por lo bueno de un futuro que siempre suponíamos mejor.

El primero de Enero se completaba la faena con un paseo al río, a la playa o en casa acompañado de nuestra música caribe para sacar o aliviar la resaca de un año que nuevamente había pasado solo para el bien de unos pocos.

Quienes tenemos la buena o mala suerte de encontrarnos en esta época fuera de la madre patria colombiana o latinoamericana, indefectiblemente sentimos la nostalgia de un tiempo perdido ya que acá en Europa la alegría Caribe es impensable y el desborde de cariño por los otros es una joya casi extinguida y de pronto algún estruendo de luces en el cielo en el ultimo minuto de este año nos haga ilusionar con nuestra tradición. ¡Feliz navidad! .