El asunto de la violencia en Colombia que no es de ahora sino que simplemente se ha agravado por la confluencia de actores distintos al único anterior a los años setenta, las FARC, y que ha venido engrosándose cada vez mas desde: el frente del narcotráfico, el paramilitarismo recurrente ,la delincuencia cotidiana y los actores estatales; es un asunto del cual uno como Colombiano quisiera olvidar, no hablar de ello ante su magnitud y lo desesperanzado de una posible solución a corto o mediano plazo. Pero puede más nuestro sentir dolido de patria y hay que volver a escribir tratando de encontrar en nuestras mentes una respuesta o salida al problema y que ella sea capaz de convencer a otros de su imperiosa necesidad.
Los últimos debates en el Congreso de la Republica con la mayoría de votos de los Pro-Uribistas han evitado una y sacado adelante otra de dos leyes que antes de favorecer la solución a esa violencia atávica, la refuerzan. Una de ellas, el Proyecto de Ley de Reposición a las Victimas del conflicto, ha sido rechazado por el Congreso aduciendo razones de falta de recursos económicos del estado para resarcir los daños acaecidos a miles de colombianos familiares de asesinados en el transcurso del conflicto, y con tal decisión se desconoce el compensar a esa población que sigue luchando desde diferentes frentes para que primero: dichos crímenes no queden impunes, y segundo: se reconozca que ha habido un daño irreparable que debe ser compensado por el propio Estado a quien la Constitución colombiana le impone la defensa de la vida, honra y bienes de sus ciudadanos. Y si ese estado ha sido incapaz de protegerles, y a veces cómplice, el desconocer ahora ese derecho, por falta de una ley compensadora, simplemente muestra a tal estado como el negador de los derechos constitucionales. Creandose así en miles de colombianos una sensación de impotencia y odio - más odio- ante quien le niega sus posibilidades de resarcir el daño. Los senadores y representantes elegidos por el mismo pueblo violentado no hacen oídos agudos a sus reclamos sino que impunemente niegan cualquier posibilidad a ello.
Otra perla del congreso Colombiano de estos últimos días ha consistido en inventarse y aprobar un tal Principio de Oportunidad que en una u otra forma favorecería o eximiría a los “pequeños” matones de sus asesinatos acontecidas por los gatillos de su actividad paramilitar, ya que la Ley de Justicia y Paz los había dejado sin beneficios y solo ha servido para dar garantías de penas menores a los grandes jefes del Paramilitarismo (Mancuso,Castaño,Don Berna,Don Mario,Jorge 40,Giraldo,etc), responsables de matanzas colectivas y muchos de los cuales a través de dicha ley y de la de la potestad presidencial de la Extradición fueron enviados a la justicia estadounidense a fin que se les procesara por narcotráfico mientras sus asesinatos de corte político en Colombia quedan en el limbo de una larga espera .Es decir asesinos mayores y menores del paramilitarismo escapan al imperio de la justicia o son beneficiarios de penas menores que sin escrúpulos le son aplicadas.
Asi las cosas esas dos ultimas decisiones del congreso poco aportan a la reconciliación del sufrido pueblo Colombiano y evitan la catarsis necesaria que sus mentes están en mora de hacer a fin de conocer, entender, comprender, aceptar, perdonar y posiblemente olvidar como única salida hacia un futuro de paz y desarrollo. Además el horror de tales decisiones consiste en negar el derecho a las victimas del conflicto y eximir o disculpar a los asesinos mayores y menores de este conflicto largo y desgraciado.
Dentro de las actuales circunstancias políticas con un líder intransigente quien ha demostrado ser muy bueno para la guerra pero deficiente para la paz , la esperanza de una solución al conflicto en el mediano plazo parece una imposibilidad ineludible.
Será necesario que el pueblo colombiano y principalmente sus mentes más lucidas empiecen a comprender que la historia de la paz no se construye a través de lideres cegados por el odio y el afán de destrucción o venganza sino a través de cauces de comprensión, verdad, justicia y reconciliación lo que en últimas sería un perdón y olvido y un comenzar de nuevo.
Es hora de deponer los odios.
alfredoivan50@gmail.com
Teruel.España /2009
sábado, 27 de junio de 2009
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