sábado, 14 de junio de 2008

Otra vez la democracia

Hace algún tiempo, en Hoy diario del Magdalena Publicaron “El estado vacío” que no quería mostrar más que el proceso de desmembramiento de la producción estatal en Latinoamérica a favor de la economía privada, reduciéndose el estado a un simple observador o administrador de los bienes de otros, sin producir el mismo fuentes de trabajo o sea fuentes primarias de bienestar.

Hoy ese mismo estado democrático pero en otra latitud, Europa, ha sido sometido en las urnas a el mayor resquicio que aun le queda, que lo justifica y sigue siendo su piedra de apoyo o fundamento: el voto popular.

Sucede que en dicho acto o referendo europeo para ratificar el acuerdo con la Constitución política, las masas salieron a respaldar solo con el 41% de los votos potenciales a la esencia de una democracia para más de 250 millones de personas; esta cifra del 41, considerada optima por quienes patrocinaban un SI a la constitución ¿qué refleja? .

Refleja, digo, una tendencia mundial del desinterés que arrastra consigo la democracia cuando ella ha sido reducida a una única expresión, la de las urnas. Cuando se quiere justificar al aparato más ostentoso que haya dado Occidente únicamente con la expresión disminuida de quienes aun insisten en perpetuarle. Así, quienes votan representan y fundamentan a esa democracia idealizada que justificará a estados poderosos en sus intenciones malevas o no.

Si hipotética o realmente continuase disminuyendo irremisiblemente la asistencia a las urnas, no en muchos años, e idealizando, nos podríamos encontrar con un único votante que votando afirmativamente representaría el 100 por ciento de los votos ganadores y como tales legitimador del aparato democrático, en tal ideal estado de cosas, ese cien por ciento equivalente a uno bastaría por ser mayoría, para seguir enarbolando el estandarte de una democracia a la que a todos le importa un bledo.

Es menester empezar a revisar el concepto moderno de democracia para ubicarlo en su justo sentido. Ya casi no es en ninguna parte el gobierno instaurado por la mayoría y para la mayoría, sino el gobierno in contrario de una minoría y para ella. Aunque se continué justificando la más baja de las cifras con el argumento de que es el reflejo de la mayoría de los votantes. Más no la mayoría de una sociedad hastiada de sus propias creaciones.

Al parecer emerge en el mundo moderno una nueva forma de estado, el estado minucratico, donde no la sociedad sino el individuo sería el dictador de tan maravilloso acuerdo.


(para Hoy Diario del Magdalena en Santa Marta, Colombia publicado en 2005)

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